La destrucción de las famosas estatuas de Budas de Bamiyan, universalmente condenada, no pudo ser evitada pese a los llamamientos de la UNESCO y del ICOMOS. Tras un siglo de
terribles destrucciones, este increíble acto de vandalismo lleva a su cúspide la amenaza que siempre ha recaído sobre nuestro patrimonio cultural. El Informe del ICOMOS para el año 2001-2002
entrega un nuevo inventario de actos de barbarie, tales como la demolición de la estela de Metera en Eritrea o la devastación del santuario prehistórico de Mnajdra, en Malta.
El Informe Mundial del ICOMOS sobre los Monumentos y Sitios en Peligro 2001-2002, con sus nuevos informes sobre más de 60 países, completa la edición del año pasado,
que fue la primera de este tipo y que tuvo un reconocimiento inmediato, no sólo por parte de nuestros colegas sino también de los medios de numerosos países.
Como el informe del año pasado, el de este año es nuevamente el fruto de un grupo de trabajo compuesto de miembros del ICOMOS
Australia, Canadá y Alemania, así como de un importante equipo editorial. Está disponible en Internet (http://www.international.icomos.org/risk) y muestra que la situación es aún muy
crítica para innumerables monumentos y sitios en diversas regiones del mundo. Sin embargo, hay casos en que la protección de los monumentos puede realizarse con éxito. En ciertas
situaciones, el Informe Heritage at Risk ha resultado ser una herramienta útil para la defensa de monumentos en peligro, puesto que el hecho de disponer de informaciones sobre
los peligros potenciales que amenazan a nuestro patrimonio ya constituye un primer paso decisivo en la dirección adecuada; sólo los monumentos y sitios en peligro, reconocidos y
registrados como tales, pueden gozar de una protección jurídica. Antes de poder intervenir en caso de riesgo, debemos disponer de informaciones mundiales sobre los peligros que
amenazan a nuestros monumentos.
ICOMOS, Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, Con unos 6000 miembros agrupados en 107 Comités Nacionales y 21 Comités Científicos Internacionales, es el órgano
consultivo de la UNESCO en materia de conservación y de protección del patrimonio cultural mundial y en particular en lo referente a la evaluación de monumentos y sitios que han sido
incluidos en la Lista del Patrimonio Mundial, o cuya inclusión está en estudio.
Nuestra iniciativa Patrimonio en Peligro, desarrollada por un equipo de Australia, Canadá y Alemania y respaldada por la Asamblea General de ICOMOS en México en octubre
de 1999, constituye sólo aquellos monumentos y sitios que han sido reconocidos y están inscritos como tales, pueden ser protegidos con medios legales. Por tanto, para poder prestarles
ayuda en caso de riesgo, se necesita primero una información a nivel mundial sobre los peligros que amenazan a nuestros monumentos.
Además, esperamos que el Informe sobre Patrimonio en Peligro inspire mayores compromisos a nivel nacional e internacional, genere nuevas iniciativas en cuanto a
preservación y dé un impulso positivo adicional a las instituciones existentes, tales como el Escudo Azul apoyado por ICOMOS. El efecto debería también extenderse a
fundaciones internacionales comprometidas en la preservación, tales como la Fundación Getty o el World Monuments Fund. Sus Buenos ejemplos podrian este buen ejemplo podría
también influir en el ánimo de otros patrocinadores que operan a nivel internacional, ahora que crece la conciencia sobre la importancia económica de la conservación del patrimonio y su
papel fundamental en el tan mencionado ‘desarrollo sostenible’.
Con su Informe Mundial sobre Monumentos y Sitios en Peligro, ICOMOS espera no sólo ganar el apoyo moral del público de todo el mundo en la batalla contra todo tipo de
amenazas, sino también alcanzar resultados prácticos en cooperación con todas las fuerzas interesadas en la preservación / conservación del patrimonio cultural. Como organización no
gubernamental, ICOMOS puede identificar monumentos en peligro desde una perspectiva estrictamente basada en la preservación, al margen de consideraciones políticas; puede
presentar con franqueza la situación absolutamente desesperada en la que se encuentra el patrimonio histórico en muchos países del mundo, y detectar precozmente tendencias
peligrosas.
Los tipos de amenaza que aparecen en los informes que aquí se presentan son de orden muy diverso. Por una parte, el patrimonio histórico construido de la humanidad ha
estado siempre amenazado por desastres naturales como terremotos, tifones, huracanes, inundaciones e incendios, así como por la acción corrosiva de los elementos naturales y el
ataque de insectos o plantas. Por otra parte, las guerras siguen causando terribles pérdidas: por ejemplo, las consecuencias de las guerras combinadas con confrontaciones étnicas y
con campañas contra la cultura en la antigua Yugoslavia. Pero entre los desastres causados por el hombre también se incluyen las consecuencias de la contaminación del aire, del agua
y de la tierra en el mundo entero, así como la destrucción de monumentos de piedra y metal a causa de la contaminación, que en algunos casos ha causado más deterioro en las últimas
décadas que en todos los siglos anteriores. Las amenazas a las que se expone actualmente nuestro patrimonio histórico son incomparables con las de épocas anteriores, ahora que
vivimos en un mundo que está experimentando cambios cada vez más rápidos desde las últimas décadas del siglo XX. Este rápido desarrollo que tiene lugar por la presión del
crecimiento de la población mundial y por la progresiva industrialización, lleva a un consumo cada vez mayor de terreno, destruyendo no sólo vestigios arqueológicos bajo tierra sino
también paisajes culturales históricos completos, y lleva también a ciclos cada vez más rápidos de demolición y de nuevas construcciones, con su peso concomitante sobre el medio
ambiente.
Con este cambio social y económico, los edificios históricos que ya no se utilizan pasan a estar en peligro, amenazados por el deterioro o por la destrucción debida a una total
negligencia. Incluso en el caso de edificios históricos rehabilitados, a menudo faltan medios para asegurar un mantenimiento elemental. A largo plazo esto también lleva a pérdidas. En
muchos países, sin embargo, no sólo no se cuenta con los medios financieros para guiar este tipo de desarrollo hacia una continuidad cultural, sino que también falta la intención política.
Esto queda demostrado, por ejemplo, por la ausencia de una organización gubernamental que se encargue de la preservación y que cuente con expertos adecuados, por la falta total de
leyes que regulen la preservación, o por la existencia de una legislación que no se aplica. La pérdida continua del patrimonio histórico se encuentra irremediablemente pre-programada si
no se da una cierta protección por parte del sector público en beneficio del interés general. Sin protección suficiente, la criminalidad que opera en el trasfondo del mercado internacional
del arte puede seguir desarrollándose: muchos sitios arqueológicos siguen siendo saqueados por excavaciones ilegales, y el tráfico ilícito de obras de arte representa una pérdida
continua de bienes culturales que, desde la perspectiva de su preservación, deberían ser conservados en su emplazamiento original. No sólo pinturas, esculturas y objetos de sitios de
culto se han visto diezmados por robos en muchos países, sino que actualmente se están destruyendo monumentos artísticos con el objeto de conseguir fragmentos destinados al
mercado: templos dinamitados, esculturas decapitadas y frescos troceados.
Con o sin justificación económica, estos actos aberrantes de vandalismo tienen un efecto aún más grave a causa del arsenal de tecnologías destructivas disponibles hoy en día,
en una época en que incluso el más recóndito rincón del mundo se ha vuelto ‘accesible’. En algunos países, la industria del turismo, intrínsecamente ligada a monumentos, barrios
históricos y paisajes culturales, constituye al parecer la única razón para proteger monumentos, al menos en cuanto puedan ser considerados como lugares de interés. Un turismo
comunitario moderado, podría tener, desde luego, efectos positivos en la preservación. Pero el turismo masivo, del que han sido víctimas en las últimas décadas paisajes culturales
enteros, representa ante todo un peligro. Es decepcionante comprobar que, a pesar de todas las garantías expresadas en las innumerables conferencias que han tenido lugar sobre el
tema del turismo y la preservación, la industria turística siga sin comprometerse en este sentido, aun siendo actualmente, con sus ventas de miles de millones, el sector industrial más
importante a escala mundial. El turismo explota el patrimonio cultural mediante un uso excesivo, a veces ruinoso (citemos algunas tumbas egipcias, por ejemplo), pero no aporta ninguna
ayuda financiera para la protección y preservación del patrimonio cultural.
Finalmente, en el contexto de un mundo cada vez más ‘globalizado’, dominado por presiones económicas cada vez más poderosas, la tendencia a regularizar todos los aspectos
de la vida representa un factor de riesgo indudable para el patrimonio histórico. Naturalmente, con el nuevo ‘estilo de vida’ mundial, la actitud ante testimonios históricos del pasado
también cambia. Sin embargo, queda la esperanza de que en algunos lugares, esta misma tendencia a la ‘mundialización’ provoque, por el contrario, una nueva toma de conciencia acerca
de la importancia de los monumentos como testigos de la identidad regional y nacional. Esta tendencia también se identifica en las tradiciones artísticas y artesanales a partir de las cuales
se ha desarrollado nuestro patrimonio histórico a lo largo de los siglos. Aún así, los productos masivos de la sociedad industrial que son distribuidos por todo el mundo representan una
tremenda amenaza, porque continúan reemplazando a las técnicas tradicionales de los artesanos, impidiendo así la posibilidad de efectuar reparaciones con materiales y técnicas
auténticas, que son de vital importancia para la preservación. Consideremos, por ejemplo, el reemplazo permanente de construcciones de arcilla y madera por estructuras de hormigón, del
que han sido víctimas tantos ‘paisajes residenciales’.
Además de la pérdida de las tradiciones artesanales, pérdida que debe combatirse en aras del desarrollo sostenible, los monumentos corren riesgos durante el trabajo de
rehabilitación debido a la utilización de métodos y técnicas inadecuadas cuando no se dispone de profesionales debidamente cualificados y de otros especialistas de la conservación,
cuando éstos son insuficientes o cuando faltan conocimientos técnicos en materia de preservación. Así, muchas medidas de preservación adoptadas con las mejores intenciones,
fracasan simplemente por falta de competencia. Quisiera subrayar aquí que en la práctica, la preservación, el mantenimiento y reparación de edificios, que a menudo sólo requiere medios
financieros modestos, es más importante que muchas rehabilitaciones de lujo o reconstrucciones extremas, que pueden de hecho dañar un monumento. Las restauraciones realizadas con
exceso de celo en base a argumentos estéticos e incluso religiosos, también pueden representar un riesgo en determinadas circunstancias.
Con su iniciativa Patrimonio en Peligro, ICOMOS se preocupa de los monumentos y sitios en el sentido más amplio: no sólo monumentos individuales sino también diferentes
tipos de bienes culturales inmuebles, como los sitios arqueológicos, las áreas y conjuntos históricos, los paisajes culturales y los distintos tipos de testimonios históricos, que van
desde la prehistoria hasta el movimiento moderno del siglo XX, así como las colecciones y archivos relacionados con los monumentos. Dada nuestra diversidad cultural, las amenazas y
peligros expuestos anteriormente tienen desde luego un impacto diferente en las distintas regiones del mundo, y en algunas circunstancias solo suponen una amenaza para algunos
grupos especiales de monumentos. Por ejemplo, están desapareciendo innumerables sitios arqueológicos en todo el mundo debido a la construcción de presas. En los
núcleos urabanos son innumerables los barrios históricos que sufren procesos de renovación descuidados y a menudo totalmente carentes de planificación, así como la expansión
urbana incontrolada hacia la periferia. Frente a la industrialización de la agricultura, la arquitectura vernácula se encuentra particularmente amenazada en muchos países, desapareciendo
por completo o ‘sobreviviendo’ a veces en unos pocos museos al aire libre. Los métodos de construcción que utilizaban arcilla, madera y piedra - materiales que se obtienen localmente
(un factor de gran importancia para el desarrollo sostenible), que antaño definieron todo un paisaje cultural, y que actualmente representan un patrimonio histórico altamente
desprotegido, que no se encuentra registrado en ninguna lista de monumentos - se pierden, cediendo la plaza a las construcciones de hormigón utilizadas en todo el mundo. Pero incluso
testimonios edificados de nuestra historia industrial, estructuras erigidas con lo que antaño fueron técnicas modernas y actualmente dignas de ser preservadas, plantean problemas
difíciles para el conservador cuando su utilización original ya no es posible. E incluso las obras maestras arquitectónicas del movimiento moderno del siglo XX están amenazadas por la
demolición o la desfiguración.
En general, la Convención de la UNESCO para la Protección del Patrimonio Cultural y Natural Mundial, establecida en 1972, sigue siendo uno de los pocos esfuerzos realizados
con éxito en el ámbito de la política cultural mundial para salvaguardar el patrimonio histórico de la humanidad, e ICOMOS está orgulloso de trabajar con la UNESCO, en tanto que
órgano consultivo. Los monumentos y sitios, barrios históricos y paisajes culturales incluidos actualmente en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO deberían en realidad figurar
entre los monumentos fuera de peligro, pero nuestro informe indica que también aquí se observan casos de riesgo sustancial, además se puede constatar una cierta desigualdad en la
representación de países no europeos en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, desigualdad que tiene que ver con el hecho de que la Convención exige (justificadamente) a los
bienes que son objeto de la lista, no sólo una importancia excepcional, sino también normas de protección estatales adecuadas para los monumentos y su entorno, protección que
desgraciadamente no existe en algunos países. Por lo tanto, por diferentes razones, en los futuros Informes sobre Patrimonio en Peligro pueden figurar las más importantes obras de la
humanidad, ‘obras de valor único y universal’, como se cita en la Convención de la UNESCO.
ICOMOS espera que el mensaje del Informe Mundial sobre Monumentos y Sitios en Peligro sea entendido como una llamada urgente al público de todo el mundo para
comprometerse más que nunca en la salvaguardia del patrimonio cultural tantas veces invocada en otras tantas resoluciones y conferencias internacionales. También debemos estimular
a nuestros Comités Nacionales para que hagan esfuerzos aún mayores para salvar nuestros monumentos. Nuestro trabajo debe tener resultados prácticos, y no contentarse con todo
tipo de nuevas iniciativas, tales como los interesantes juegos científicos que nuestra sociedad de la información puede ofrecer. Incluso si hoy es posible crear una ‘red de patrimonio
virtual’, como lo proclamaba un informe reciente de la Sociedad Internacional de Sistemas Virtuales y Multimedia, no podemos dejar que nuestra historia, constituida de monumentos y
sitios tangibles, sea reemplazada por la realidad virtual, por fascinante que ésta sea. El intento de preservar objetos reales auténticos como tesoros vivos de nuestra memoria, es parte de
la esencia del hombre como ‘ser histórico’, así como la reparación y la reconstrucción, preocupaciones elementales del hombre practicadas a través de los siglos, que nos llevan a las
raíces de la teoría y práctica de la conservación. También podemos aumentar la fuerza moral de nuestras preocupaciones si nos tomamos en serio los retos a los que hace frente la
práctica de la preservación globalizada y que están contenidos en el Informe sobre Patrimonio en Peligro. Esperamos sinceramente que el Informe sobre Patrimonio en Peligro de
ICOMOS, sumado al material permanentemente publicado cada año y también difundido a través de Internet, llegue mucho más allá de los círculos especializados organizados dentro del
contexto de ICOMOS, a todos aquellos para los cuales la preservación del patrimonio histórico es importante.
Desde luego, el ICOMOS es consciente de que el segundo Informe Mundial sobre los Monumentos y Sitios en Peligro, coordinado por un equipo de trabajo compuesto de
colegas de Australia, Canadá y Alemania, no puede ser completo. Pero de ahora en adelante, cada año se publicará un nuevo informe del ICOMOS. Así, el informe Heritage at Risk
se completará de año en año y se divulgará por Internet (www.international.icomos.org/risk). En mi calidad de Presidente del ICOMOS, estoy seguro de que el mensaje del informe Heritage at Risk
será interpretado como un llamamiento urgente al mundo para que, más que nunca, se esfuerce por salvar nuestro patrimonio cultural.
Michael Petzet