H@R! : Heritage at Risk / Patrimonio en Peligro
JARDINES HISTORICOS
Text in EnglishLa restauración de jardines históricos
El jardín histórico está protegido y considerado en la mayoría de las legislaciones internacionales como un monumento. Pero esta legislación, muchas veces de reciente implantación, queda sin embargo obsoleta en la práctica, en unos casos por su desconocimiento y en otros más tristes por intereses poco claros (o muy claros, según se quiera entender) desde la propia Administración a la que conviene considerar el jardín histórico como zona verde, y no como monumento, que es lo que es en realidad desde el punto de vista legal.
De esta manera cada barrio, o cada zona, disponía teóricamente de su correspondiente espacio verde dotacional en los planes parciales o de desarrollo urbanístico. Esto no se llevaba a la práctica por intereses fáciles de suponer y los ciudadanos se veían privados de las áreas de expansión que les eran necesarias y a las que tenían derecho.
Los jardines enclavados dentro de las ciudades, muchas veces incluso en el centro histórico eran considerados como una zona verde, un parque público más. Esta equivocada política no había potenciado los valores artísitcos y culturales del jardín y este punto de partida representa el riesgo más grave para un uso adecuado. Es muy difícil conseguir que el ciudadano respete y cuide algo que no se le ha enseñado a apreciar y valorar. No comprende por qué se le prohibe de repente jugar al fútbol, andar sobre el verde o instalar publicidad.
Por ello es importantísimo tener la conciencia, desde la propia administración, que estos jardines por ser "especiales" y diferentes necesitan también un tratamiento distinto y más cuidado, unas técnicas precisas, una mano de obra especializada, por su particular fragilidad y características. Deben tener una ordenanza y unas condiciones especiales de uso, y en muchos casos horarios de cierre y apertura. El público debe comprender y admitir la importancia del jardín que se pone a su disposición. Para ello es también nuestra obligación tratar de concienciarlo sobre su valor y su historia con carteles, folletos, guías... para que conociéndolo aprenda a usarlo y a respetarlo y se convierta en el mejor colaborador de su conservación y mantenimiento.
Los problemas y la oposición que se encontraron al cerrar al público por ejemplo los jardines de Boboli (Florencia), ahora ya asumido y admitido por el público son una muestra de esta situación. La respuesta ciudadana a la situación de degradación y deterioro del Central Park (New York) son una muestra de la preocupación que los ciudadanos sienten por sus parques y jardines. En una encuesta reciente hecha por la C.E.E. sobre los índices de calidad de vida en 13 ciudades europeas, fue siginificativo señalar que después de la salud, eran los espacios verdes de una ciudad lo que más preocupaba a sus ciudadanos. La Carta de Florencia, de 1982, señaló otra etapa definitiva en la conservación de los jardines históricos.
Redactada poor el Icomos, ONG asesora oficial de la Unesco en esta materia, fué aprobada por la Asamblea General en Roma el 15 de diciembre de 1982. A partir de entonces las legislaciones de los países europeos y muchas de las del resto del mundo, que no habían incluido esta protección en su legislación, comenzaron a hacerlo y hoy en día es una normativa mundialmente admitida.
Sin embargo, y tal como la propia Carta admite, el tiempo y la propia problemática que entraña la realización de una restauración, va poninendo de manifiesto matices y problemas cotidianos con los que es necesario enfrentarse.
En principio hay que advertir que no existe una sóla y única categoría de jardín artístico histórico, sino varias, de la misma manera que sucede con los monumentos y que al haber distintos niveles de clasificación hay también distintos niveles de protección.
Una adecuada restauración es el camino más seguro para su protección y uso adecuado. La restauración es siempre una labor creadora que te enfrenta cada día con un nuevo problema diferente de resolver y que sólo la sensibilidad, el tacto y el conocimiento técnico, permiten encontrar soluciones y hallar el equilibrio entre la conservación de la esencia histórica del jardín, que lo han hecho único y diferente, y la necesidad de su uso cotidiano.
Por ello es importante la formación de técnicos especializados capaces de realizar adecuadamente su trabajo y evitar el caer en falsas restauraciones o en la "museización" del jardín. La propia Carta de Florencia define al jardín histórico como "monumento vivo". La "vida" tanto de los elementos botánicos que lo componen, como su ciclo evolutivo, nacimiento, desarrollo, madurez, muerte, es parte intrínseca del jardín. El jardín es por esencia cambiante en cada momento, diferente en cada segundo, comparable a una sinfonía en el tiempo y en el espacio imposible de dividir, fundido en una expresión de armonía global.
En el jardín el tiempo es vivo y eterno. El presente es una constante evolución, un efímero pasado. El tiempo, en un proceso creativo continuo, valoriza la imagen del presente. De ahí el peligro de rehabilitaciones basadas únicamente en la documentación histórica o arqueológica que carecen de sentimiento y emoción.
El análisis de su estructura básica es en suma lo que nos debe dar la clave y el punto de partida en la rehabilitación del jardín. Si el valor de la antigüedad y del tiempo es un valor añadido tampoco debemos caer en una tendencia ruskiniana de considerar la ruina, el pasado y el deterioro como generadores de belleza, puesto que esto iría en contra del propio jardín que ya era bello por sí mismo sin necesidad de pátinas y coberturas que muchas veces son únicamente incultura, ignorancia y abandono.
El vandalismo, el uso inadecuado de parques y jardines son riesgos importantísimos que sufren por su propia estructura. La Cambre en Bruselas, Las Tullerías en París, Villa Borghese en Roma, El Buen Retiro en Madrid, el Laberinto de Horta en Barcelona, el Agdal en Marrakech, Hampton Court en Londres, Parc de la Tête d’Or en Lyon, Postdam o Glenicke en Berlín, Peterhof en Leningrado, Santo Antonio Da Vica en Brasil, son una muestra de los grandes riesgos que sufren los parques y jardines históricos. En septiembre de 2000 el Ministerio per il Beni Culturali ha organizado con la asesoría técnica del ICOMOS un Congreso internacional en Nápoles para hablar de esta problemática, que se continuará en mayo de 2001 con otra reunión en Madrid, para tratar de señalar los principales riesgos y establecer medidas preventivas y de uso.
La Carta de Florencia 1982 - Charter for Historic Gardens and Landscapes. www.international.icomos.org/e_floren.htm
Comité Científico Internacional del ICOMOS de Jardines Históricos y Paisajes Culturales